Despiertas en la mañana y te pasas los dedos por encima de la nariz. Los dedos se te quedan impregnados de una gruesa capa de sebo. Cada día te maquillas y al poco rato la piel te brilla como un espejo. Tus poros son abiertos como cráteres y cuando te despistas, le dan la bienvenida a los granitos y puntos negros. Aún no te recuperas del acné…
Si ese es tu día a día, tienes cutis graso. Pero no permitas que tu piel grasa te lleve por el camino de la amargura. Te entendemos, y por eso aquí compartimos soluciones que aliviarán tu problema. Aprende en este artículo cómo cuidar la piel grasa.
¿Cuáles son las características de la piel grasa?
La tez grasosa requiere atenciones especiales. Pero, honestamente, si creas buenos hábitos de autocuidado, a la larga lucirás una piel más joven y durante mucho más tiempo que aquellos que la tienen muy seca.
La piel grasa se caracteriza por unos poros dilatados. La piel del rostro tiende a ser más gruesa e incluso en el cuero cabelludo es notable la seborrea. El pelo se ve pegajoso y con brillo, además de generar caspa con facilidad.
Lo normal es que para combatir el exceso de grasa nos enfrasquemos en una batalla. Lavar mucho la piel, el pelo, extremar la limpieza y obsesionarnos con eliminar el sebo día y noche. La triste verdad es que mientras más te esfuerces por eliminar la grasa de la piel, más estimulas las glándulas sebáceas para reponer lo que pierdes.
Cuidar la piel grasa no implica lavados más frecuentes, sino usar productos específicos que regulen la producción de sebo. Debes buscar geles matificantes, con fórmulas de textura muy ligera y que se aclaran con agua. Para controlar la oleosidad basta con lavar la cara en la mañana al despertar y por la noche antes de ir a dormir.
La piel grasa tiende a descamarse en las zonas centrales del rostro (las cejas, las aletas de la nariz). Es frecuente en este tipo de piel la dermatitis seborreica, un padecimiento que es antiestético.
¿Cómo cuidar la piel grasa?
Los siguientes consejos para pieles grasas han sido recopilados teniendo en cuenta a dermatólogos expertos.
- Limpieza. Como ya comentamos, lo correcto es lavar la piel dos veces al día con un jabón muy suave, o un gel para pieles grasas. Sécate sin usar toallas, deja que el aire haga su trabajo.
En el mercado busca leches limpiadoras o geles que indiquen no comedogénico. Eso significa que no obstruye los poros ni genera puntos negros. Y por muy mal que luzcan, jamás uses las uñas para extraerlos porque corres el riesgo de infectar el poro.
Una parte de la rutina de limpieza es la exfoliación, que en tu caso, puedes hacer dos veces por semana. Las mascarillas con arcilla verde te irán de perlas. Y una vez al mes ve a un centro especializado a recibir una limpieza profunda.
- Hidratación y reparación. La piel grasa se deshidrata. Aunque el sebo natural tiende a disminuir la deshidratación, no siempre el cutis graso tiene un buen balance de humedad. Las cremas hidratantes para pieles grasas no deben contener aceites –o al menos poquísimo aceite en proporción al contenido de agua– e incluir excipientes siliconados.
Aconsejamos también el uso de cremas reparadas una vez al día. Y también las mascarillas hidratantes una vez por semana. Y antes del maquillaje aplícate un sérum regulador de la grasa.
- Nutrición. Tanto por vía oral como tópica necesitas nutrirte para que tu piel se mantenga sana. Por ejemplo, con una crema de rosa de mosqueta que puedes aplicar en tu rostro y dejar que se seque con el aire. Luego enjuaga con abundante agua.
Otra opción para cuidar la piel seca y nutrirla al mismo tiempo es hacer un puré de manzanas y añadirle una cucharadita de zumo de limón. Dejas esa mezcla actuar sobre tu rostro unos 10 minutos y luego lo retiras.
- Mejores prácticas sobre cómo cuidar la piel. Aconsejamos que las personas con cutis graso duerman con el pelo recogido; así se mantiene un poco más controlada la distribución de grasa a través de la melena. También deberías cambiar la funda de la almohada con más frecuencia que el resto de personas, así evitas ensuciar aún más los poros.
Tu alimentación también es clave. Trata de reducir los alimentos fritos o que contengan aceites. Sí, seguro que te encanta el aceite de oliva abundante en tus ensaladas, pero para ti no es recomendable. Prueba aderezos ligeros con zumo de limón y especies delicadas.
Un rostro saludable es posible. Sigue nuestros consejos y prueba diferentes soluciones. Y nunca desestimes la ayuda de un dermatólogo, ellos pueden darte pautas claras de cómo cuidar la piel.