En alguna ocasión quizás hemos sentido tirantez en la piel. Esta desagradable sensación puede ser un síntoma de deshidratación. Así que hoy nos vamos a centrar en conocer cómo cuidar la piel deshidratada y dar solución a este incómodo problema.
La piel se deshidrata cuando el cuerpo pierde más agua de la que ingiere. La deshidratación está vinculada también a la pérdida de sales minerales o de electrolitos del cuerpo. Cada día nuestro organismo expulsa cerca de dos litros de agua y ese líquido debe reponerse.
Además, la mayoría de las reacciones ocurren en un medio acuoso. Por ello, es importante mantener estables los niveles de líquido en el interior de las células y en el torrente sanguíneo. Además, una deshidratación severa puede alterar el espesor de la sangre y hacer más dolorosas las menstruaciones o incluso modificar su frecuencia.
Pero bien, concentrémonos en la piel. Todo el cuerpo humano, a excepción de la epidermis, está constituido por un 60 % de agua aproximadamente. La epidermis, en cambio, contiene del 20 al 30 % de agua, y su capa más superficial el stratum corneum (un muro que evita la evaporación), tiene del 10 al 20 %. Si el porcentaje del stratum corneum es inferior a estas cifras la piel está deshidratada.
La piel es nuestra primera barrera para combatir los agentes externos. Y no importa si tienes piel grasa, seca o mixta, siempre eres vulnerable de padecer una deshidratación. En ese caso, la apariencia de la piel se torna apagada, áspera, con grietas y es más rugosa al tacto.
¿Sabes cuáles son las causas que hacen que tu piel se deshidrate? Te las contamos a continuación :-)
Causas de la deshidratación en la piel
La sed es una señal de que el cuerpo necesita un suministro de agua que equilibre la pérdida. Sin embargo, no siempre esta señal la percibimos con claridad. Si estás muy concentrada en una actividad, si estás bajo estrés o si realizas un viaje, el cuerpo dirige su atención a otros aspectos. Olvidamos beber agua y otras necesidades fisiológicas porque la señal se enmascara bajo urgencias que secuestran nuestra atención. Incluso, algunas personas confunden la sed con el hambre o la necesidad de ciertos alimentos ricos en líquidos: sandías, sopas…
La deshidratación leve nos ocurre con frecuencia y podemos restablecernos de ella con facilidad. Sin embargo, la deshidratación que se refleja en la piel generalmente es la moderada o intensa. Algunas de sus causas son:
-
-
- Sudoración: Esta es la más común y frecuente causa de deshidratación. Los días de playa con baños de sol, correr una maratón, hacer intensos ejercicios físicos durante más de una hora, caminatas en climas calurosos y otras muchas actividades desencadenan abundante sudoración.
- Agentes externos: En el invierno la piel tiende a secarse más por el frío. También resecan los productos de higiene que contienen surfactantes, la contaminación del aire con hidrocarburos, la calefacción y el aire acondicionado, los tratamientos de depilación con ácidos, etc…
- Exceso de orina: Las personas que padecen enfermedades que aumentan la frecuencia de la micción deben prestar mucha atención al volumen de agua que consumen. Los medicamentos diuréticos también nos hacen perder más orina de la normal.
- Fiebres: Con la fiebre aumenta la temperatura corporal y el cuerpo demanda una mayor cantidad de líquidos para mantener sus funciones. Por otro lado, la fiebre nos hace sudar. Este es el mecanismo del cuerpo para bajar un poco la temperatura, ya que el sudor sobre la piel la refresca.
-
- Vómitos: Esta es otra manera de perder agua en nuestro organismo con rapidez. No solo se pierden jugos gástricos, sino otras sustancias de nuestro sistema digestivo que mantienen el balance hídrico.
- Diarreas: Cuando hemos ingerido alimentos que contienen bacterias, virus o parásitos con los que nuestro cuerpo no sabe lidiar, lo común es que padezcamos diarreas y esto provoca una pérdida de agua de forma significativa.
- Quemaduras: Las quemaduras dejan en estado crítico las capas de la piel. Ya sean solares, por el fuego o por contacto con superficies a altas temperaturas, sus daños en la epidermis –y a veces en capas internas– son muy dolorosos. Las quemaduras producen abundantes pérdidas de líquidos a través de la piel dañada. Los tejidos rotos al aire libre pierden por evaporación y por el contacto con tejidos absorbentes (los vendajes, las ropas…).
-
Señales de que existe deshidratación
Según los expertos, una deshidratación leve produce señales tales como sed (la alerta básica), dolor de cabeza, debilidad muscular, cansancio, mareos y un estado de letargo.
Un poco diferentes son los síntomas de una deshidratación moderada. Percibes sequedad en la boca, molestias al tragar saliva, escaso volumen de orina, pesadez en las extremidades, un pulso cardíaco rápido y falta de elasticidad en la piel.
Por último, la deshidratación grave es una emergencia médica de resultados letales si no se reciben cuidados. Se caracteriza por sed extrema, ausencia de orina, aceleración de la respiración, alteración del estado mental (dificultad para pensar, reconocer objetos y otros, incapacidad de calcular), piel fría y de color cenizo. Además, la piel no recupera con facilidad su estado si le hacemos pequeños pellizcos o presiones.
Cuidados para la piel deshidratada
Una vez se identifica la causa que origina la deshidratación, se deben aplicar cuidados específicos. El consejo básico y universal es beber más agua y otras bebidas con electrolitos.
Las personas con dermatitis atópica o ictiosis, tienden a tener la piel más seca. Esta sequedad es producto de anomalías en el metabolismo lipídico y proteico. En ese caso son necesarias cremas especiales recomendadas por un dermatólogo.
Si tienes una piel seca corriente, debes encontrar cremas hidratantes y emolientes que contengan aceite de argán, ácido hialurónico, colágeno, vitaminas, lecitinas, glicerina y miel. Tu ritual diario debe ser aprovechar productos de cosmética natural que capten agua y creen una barrera que evite la evaporación.
Ahora mismo, observa con detenimiento tu piel, ¿crees que tienes la piel deshidratada?