Los tatuajes están más de moda que nunca y por eso hoy queremos dedicar este artículo a esas madres que lucen tattoos por todo su cuerpo con orgullo y elegancia. Es la revolución de las madres tatuadas y… ¡Ellas sí que están de moda!

Muchos creen todavía que es cosa de modernos o de locura transitoria, pero posiblemente nadie se haya percatado del hecho de que este arte es realmente milenario. Se apunta a los hombres eurasiáticos del periodo Neolítico como los primeros «tatuados», hace más 5 mil años, según los restos encontrados a finales del siglo XX en Siberia y el delta del Danubio. Un arte practicado por muchas culturas y castigado durante diferentes períodos, en la mayoría de los casos por una fuerte religiosidad, y finalmente rescatado hasta resurgir como un estilo de vida en el siglo XXI.

Actualmente uno de cada diez españoles lleva un tatuaje, y si limitamos la franja de edad a los jóvenes de entre 18 y 29 años la proporción se eleva hasta el 26%, según datos de un estudio realizado por Sigma Dos.

En esta revolución de los tatuajes, hoy queremos hablar de esas madres que enamoran e inspiran con su piel tatuada. Las vemos en Instagram cada día y por la calles, y la verdad es que son una explosión de color, diseño y ternura al mismo tiempo. Estamos seguros de que alguna vez, antes de ser madres, habrán escuchado esas frases al hacerse su primer tatuaje diciendo: «¿Sabes que un tatuaje es para siempre?», «y si tienes hijos, ¿qué pensarán de ti?», «¿no te arrepentirás cuando seas mayor?”

Hoy en día ya podemos ver a muchas mujeres, jóvenes y no tan jóvenes, paseando divinas por las calles con sus tatuajes. Muchas de ellas ya son madres o lo serán en el futuro. Son las mamis tatuadas que lucen con orgullo sus obras de arte por las calles del mundo entero.

Un toque de rebeldía, experiencia y femineidad es lo que las representa. ¿Quién alguna vez no soñó con tener una madre rockera y tatuada?

Ha sido y sigue siendo difícil eliminar el estigma social que envuelve el concepto de la mujer tatuada, ya que se suele asociar al concepto de una mujer frívola, extremadamente rebelde y antisocial, incompatible con una vida familiar normal, etc. Pero pese a ello hoy muchas mujeres están demostrando que ese estigma social no es real. Un tatuaje no hace a una persona mejor o peor, no hace peor madre a una mujer, o peor trabajadora.

A parte de preconceptos y miradas extrañas, ¡no hay duda de que las mamás tatuadas están de moda! Es necesario mostrar al mundo que la maternidad no entiende de apariencias.